TIENDA DE LIBROS USADOS - ENVÍOS A TODO EL PAÍS
La novela "Los caminos", editada y premiada por Plaza y Janés en 1981, dejó al descubierto para el gran público la fuerza de una narradora comprometida con los problemas de su tiempo, cuya primera obra se publicó veinte años antes, con el lanzamiento de su novela "La breve curva". Aquella obra pionera se hizo de la Faja de Honor de la Sociedad Argentina de Escritores, y obtuvo, además, el Segundo Premio Municipal. Dos años más tarde siguió otra novela, "El biombo". En 1969, "La complicidad" mostró la definitiva madurez de la narradora. Es una novela sólidamente estructurada, que por medio de los encuentros y desencuentros afectivos de sus personajes desarrolla una profunda reflexión sobre el amor, la creatividad y la esperanza. El ansia irresistible de escribir, el repentino fervor por comunicarse que atrapó a Loubet en los años sesenta, hizo a un lado su prolongado romance con otro terreno igualmente fértil de la razón y la imaginación: el mundo de las matemáticas. "Pensé que en las matemáticas iba a lograr un saber sin fisuras. Me lancé al estudio con enorme entusiasmo, casi diría con romanticismo. Yo había colocado el absoluto en las matemáticas", dijo alguna vez a La Nación , cuyas páginas se honraron de tenerla como colaboradora. Entró, seducida por los números, en el Instituto Nacional del Profesorado, entidad que la vio salir luciendo orgullosa el título de profesora de matemáticas. La vida, sin embargo, le tenía reservado el insospechado camino de las letras, del que ya no quiso escapar.
La novela "Los caminos", editada y premiada por Plaza y Janés en 1981, dejó al descubierto para el gran público la fuerza de una narradora comprometida con los problemas de su tiempo, cuya primera obra se publicó veinte años antes, con el lanzamiento de su novela "La breve curva". Aquella obra pionera se hizo de la Faja de Honor de la Sociedad Argentina de Escritores, y obtuvo, además, el Segundo Premio Municipal. Dos años más tarde siguió otra novela, "El biombo". En 1969, "La complicidad" mostró la definitiva madurez de la narradora. Es una novela sólidamente estructurada, que por medio de los encuentros y desencuentros afectivos de sus personajes desarrolla una profunda reflexión sobre el amor, la creatividad y la esperanza. El ansia irresistible de escribir, el repentino fervor por comunicarse que atrapó a Loubet en los años sesenta, hizo a un lado su prolongado romance con otro terreno igualmente fértil de la razón y la imaginación: el mundo de las matemáticas. "Pensé que en las matemáticas iba a lograr un saber sin fisuras. Me lancé al estudio con enorme entusiasmo, casi diría con romanticismo. Yo había colocado el absoluto en las matemáticas", dijo alguna vez a La Nación , cuyas páginas se honraron de tenerla como colaboradora. Entró, seducida por los números, en el Instituto Nacional del Profesorado, entidad que la vio salir luciendo orgullosa el título de profesora de matemáticas. La vida, sin embargo, le tenía reservado el insospechado camino de las letras, del que ya no quiso escapar.