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Es en la desigualdad de fuerzas, con que se enfrentan en la guerra declarada por el autor, donde se encuentra el tono alegre y fatal de esta obra. Nietzsche dispara cañonazos contra fortalezas de papel. Porque de papel son los ídolos en los que los débiles buscan protección para escapar del desafio de la vida. Trágica es la tarea del héroe que juega a los dados con «voluntad de suerte»; aunque sólo resulte cómica la postura asustadiza del débil que se esconde en el falso refugio de algunos ídolos. Nietzsche proyecta contra ellos las afiladas lanzas de la crítica, ya que a esto se expone quien en plena montaña trata de escapar del aguacero cobijándose bajo un árbol de enredada espesura. Como el propio autor señala comentando El ocaso de los idolos «un ventarrón sopla a través de los árboles y por todas partes caen al suelo esos frutos que son las verdades. Hay en eso el derroche propio de un otoño demasiado abundante que tropieza con verdades y hasta se aplasta alguna de ellas con los pies. ¡Hay tantas! Pero lo que se acaba recogiendo no es ya algo problemático, sino juicios audaces».

FRIEDRICH NIETZSCHE - EL OCASO DE LOS IDOLOS

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Es en la desigualdad de fuerzas, con que se enfrentan en la guerra declarada por el autor, donde se encuentra el tono alegre y fatal de esta obra. Nietzsche dispara cañonazos contra fortalezas de papel. Porque de papel son los ídolos en los que los débiles buscan protección para escapar del desafio de la vida. Trágica es la tarea del héroe que juega a los dados con «voluntad de suerte»; aunque sólo resulte cómica la postura asustadiza del débil que se esconde en el falso refugio de algunos ídolos. Nietzsche proyecta contra ellos las afiladas lanzas de la crítica, ya que a esto se expone quien en plena montaña trata de escapar del aguacero cobijándose bajo un árbol de enredada espesura. Como el propio autor señala comentando El ocaso de los idolos «un ventarrón sopla a través de los árboles y por todas partes caen al suelo esos frutos que son las verdades. Hay en eso el derroche propio de un otoño demasiado abundante que tropieza con verdades y hasta se aplasta alguna de ellas con los pies. ¡Hay tantas! Pero lo que se acaba recogiendo no es ya algo problemático, sino juicios audaces».

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